martes, 27 de septiembre de 2011

Los recuerdos siempre vivirán.

¡Cómo no! Todos pasamos por ese momento algunas veces en nuestro recorrido por la vida. Perdemos a alguien que queremos... De la noche a la mañana nos cambia la vida, el rumbo de ella, el sentido de todo... Solo es rabia lo que sientes, es pena, es cariño, es miedo... Son tantas cosas las que sientes en ese momento, que te estremeces totalmente hasta el punto de no ver más allá de tus lágrimas. ¿Y qué es lo que esconden tus lágrimas, qué es lo que hay detrás de ellas?

Detrás de nuestras lágrimas hay principalmente miedo y conmoción. Miedo de la soledad,  miedo de no volver a ver a esa persona, miedo de todo. Conmoción por no saber qué es lo que estás viviendo, porque no sabes si es un sueño o es la realidad pura que vives en ese instante, conmoción tanto tiempo... Hasta que llega a tu cabeza una frase que dice ''Hazte la idea, no volverá''... Pero no solo hay miedo y conmoción, también hay detrás de ellas recuerdos, recuerdos buenos y normalmente te martirizas recordándolos; cuando te hacía reír con su forma de ver las cosas, cuando te apoyaba, cuando lo pasabais tan bien, que nunca llegarías a imaginar que esa persona, algún día, empezarías a echarla en falta... Es más, tanto puedes echarle en falta, que a veces incluso, puedes pensar que puedes tocarle, que puedes olerle, que puedes sentir que no se ha ido, que de alguna manera estás en ti y de ahí nunca se irá...

Experimentamos tantas sensaciones a lo largo de nuestra vida que sería casi imposible decir todas tal cual las sentimos, sin tabúes sin tapujos... Pero no es difícil explicar una sensación que hace nada de tiempo has experimentado. Desde luego, es increíble el dolor, la impotencia de no poder hacer nada para volver a verle, volver a vivir con esa persona, todas las experiencias que quedaban por vivir aún. Pero si ha pasado, es por alguna razón... La cual, nunca llegaremos a saber.

Pese a todo el dolor que podemos sentir cuando se pierde a un ser querido, la vida continúa, tu gente, tu familia, tus amigos te esperan con los brazos abiertos dispuestos a escuchar tus penas y tus alegrías, dispuestos a poner el hombro cuando necesitemos desahogarnos, dispuestos a hacer que ese dolor, vaya poco a poco cesando, pero nunca quitando ese bonito recuerdo que te dejó y que para mí ahora y siempre fue y será su sonrisa, su carácter y sus peculiaridades. Él siempre estará viviendo en mí. Gracias por haber formado parte de mi vida.